Manifiesto
De la vida popular
Aprendamos a diferenciar lo popular de lo masivo. En general, la vida popular es muy creativa cuando sale al combate, cuando celebra y cuando produce grandes transformaciones. En general, lo masivo es la alianza férrea entre los medios y el mercado y genera objetos culutrales efímeros.
Saber que la vida popular es de una complejidad extraordinaria. Hay allí un pensamiento solidario aún no acallado, hay una necesidad de rescatar a los que están a la intemperie de la intemperie.
Hay que reflexionar y acompañar los movimientos de los nuevos condenados de la tierra. Los ninguneados.
Hay que estar en los lugares en los que se ha desorganizado la vida de las personas.
Hay que estar donde los derechos han sido avasallados.
Construir también con aquellos que son absolutamente marginales, sin temor. Nadie es marginal porque lo desee.
Construir y pensar la política también con ellos participando activamente y no con los restos burocráticos y ritualizados de la política que están en todos los partidos.
De los medios de comunicación y la tecnología
El mercado de los medios de comunicación masiva bastardean el pensamiento de la vida popular.
Disputemos la vida popular tomando de ella su alegría, su creatividad y sufrimiento. De otro modo sus sentires quedarán hablando la lengua del cautiverio mediático.
Estamos ante un mundo en incesantes cambios tecnológicos. El arte debe investigar y al mismo tiempo, debe cuestionar su dominio sobre la conciencia humana.
El habla de los medios conforma y construye un sentido común que sólo reafirma ideas ya instaladas por ellos mismos. De este modo toda experiencia transformadora se diluye.
Reconstruyamos y estemos alertas a todas las experiencias populares en las que se ha logrado una comunidad justa y venturosa.
De la memoria
En el imaginario de la vida popular, la educación continúa siendo la máxima aspiración para los adultos, para sus hijos y para los hijos de sus hijos. Pese a los arquetipos mediáticos.
No aceptar sin más la idea de que “las cosas son así”. Si aceptamos esa frase dejamos que las injusticias y los dolores de un pueblo se reproduzcan eternamente.
Lo imposible es un estado de esperam no un obstáculo para realizar tal o cual cosa. Es un compás de esperam un tiempo de espera. Hay que estar al acecho, pero para estar al acecho culturalmente tenemos que estar al acecho con las grandes creaciones y tener la lucidez de retomar las grandes líneas culturales y artísticas heredadas.
Saber que no es posible sacudirse la memoria de los muertos. Los desaparecidos no están desaparecidos. Están en nosotros.
Del arte
A los movimientos populares nuevos y antiguos les debe corresponder una gran arte.
El arte no debe ser ni un olvido ni mucho menos un adorno.
El arte está para impedir la reproducción de la maquinaria. Si hay estructura, si hay maquinaria andando, no hay transformaciones.
La política como el arte, tiene que tener esa capacidad de trabar la maquinaria.
Hacer, rehacer, desarmar, volver a armar. Esallar, destruir, volver a construir sin miedo, con responsabilidad y memoria. Este es el mundo del arte y de la política. Desarmar para volver a armar, desarmar para volver a andar.
Del territorio y el tiempo
No estamos en cualquier lugar, estamos en Latinoamérica y hay que actuar temblando ante la conciencia profunda de que esta tierra está siendo entregada, vendida y diezmada. La patria se ha entregado.
El neoliberalismo no tiene territorio. Su territorio es de empresa a empresa, de computadora a computadora, de finanzas, de negocios. Van por el obrero, por el empleado, por el maestro, por el científico, por el artista, por el niño de la calle, porla mujer, por el aire, por el fuego, por el agua, por la tierra. Este futuro es tierra baldía, tierra arrasada.
Coda
Que nuestros pilares culturales nos sostengan una vez más para volver a pensar este país. •
* Grupo Territorio y Tiempo, escrito por Liliana Herrero.