Bancar la universidad

La Universidad Nacional de Avellaneda atraviesa una seria crisis presupuestaria. Es una crisis severa que atañe a todo el sistema universitario argentino. Y a la educación primaria. Y a la educación media. Y a la salud. Y a todo lo que hemos aprendido a nombrar como lo común.

En ese marco se vienen sucediendo diversas acciones que buscan, además de visibilizar esta delicada situación, revertir las políticas que están asfixiando a las grandes mayorías, y recortando dramáticamente sus derechos. Una de esas acciones, promovida por profesionales egresadxs de la universidad pública argentina, circuló por las redes sociales, con base en una concepción un tanto meritocrática.

Jesica, estudiante de la Licenciatura en Periodismo de la Universidad Nacional de Avellaneda, quiso decir algo al respecto. Y a nosotros nos gusta compartirlo.

Soy Jesica.

Soy una negra villera, trabajadora sexual, y madre. Debería haber terminado la carrera hace mucho pero no pude porque soy neurodiversa y desde que casi me muero sufro inestabilidad emocional, depresión, ansiedad y caigo en cama cuando tengo bajones.

No tengo maestrías ni posgrados. Muchas veces me vi en la situación de no poder comprar apuntes porque no llegaba con la guita, no tenía para la SUBE y tenía que pedir prestado para ir a cursar.

He estudiado para exámenes en la guardia de un hospital porque mí niño era pequeño y se enfermaba. He salido del laburo y he llegado corriendo a cursar, y mi primer bocado de comida en todo el día llegaba cuando caía rendida en mi casa. También tuve compañerxs que me han prestado plata para comprarme algo en el buffet si tenía hambre y no tenía un peso.

Veo todos los días, cómo un porcentaje enorme de mis vecinxs villerxs no llegan a la universidad porque después de picar pared en una obra durante todo el día no te da el cuerpo para sentarte en un aula.

Veo todos los días, cómo muchas amigas con las que me crié no pudieron ni terminar el secundario porque fueron madres jóvenes y tuvieron que elegir entre comprar pañales o apuntes.

Tengo muchxs vecinxs que no terminaron el secundario porque pasaron varios años en un penal; a varios de los pibes de la ranchada los mató la yuta y a otros los mató la droga.

Muches ya no son amigues porque se perdieron en la pasta base y ni me reconocen. Otres tuvieron que dejar de estudiar porque tenían que ayudar a los padres a mantener la casa.

De todas formas banco la universidad pública gratuita y de calidad.

Puedo, ¿no? •

 

* Jesica Jess, Estudiante UNDAV.