Balance de las Primeras Jornadas de Estética y Pensamiento descolonial
Entre el 4 y 6 de mayo de 2016 se realizó en la Universidad Nacional de Avellaneda el primer encuentro titulado Primeras Jornadas de Estética y Pensamiento descolonial que fue llevado adelante entre la Maestría en Estéticas Contemporáneas Latinoamericanas y el Centro de Estudios Globales y Humanidades de la Universidad de Duke, que investiga la retórica de la modernidad y la lógica de la colonialidad en configuraciones geo-histórico imperiales y coloniales del poder.
El encuentro se centró en la dimensión analítica de la modernidad y de la colonialidad que va de la mano con la proyectiva de-colonialidad. “De-colonialidad” no es sólo una consecuencia sino también un alejamiento del concepto de “descolonización” que describe las luchas del Tercer Mundo por la liberación durante la Guerra Fría. Después de 1989 la decolonialidad comenzó a ser concebida en la esfera del conocimiento, la epistemología y la subjetividad. Si colonialidad se define principalmente como una lógica de gestión y control de las poblaciones y los recursos, mediante un dispositivo de control de los saberes y subjetividades, entonces la descolonialidad se caracteriza por procesos de “liberación descolonial” de los ideales de la modernidad, que ocultan la lógica y las consecuencias de la colonialidad en sus dimensiones ontológicas, epistemológicas y subjetivas.
La Estética moderna surgió en el siglo XIX como una disciplina cuyo objeto era definir las nociones de “arte” y “belleza” de acuerdo a los cánones eurocéntricos, desligada de toda relación con los regímenes de saber y de poder. La Maestría en Estéticas Contemporáneas Latinoamericanas parte de la crítica de tal cosmovisión, y plantea, al contrario, una perspectiva crítica que busca desentramar las políticas tejidas en toda estética, y que determinan, por ejemplo, que se denomine “arte” al europeo y “artesanía” a las producciones culturales de los países colonizados. Estas Jornadas pusieron en tensión precisamente la relación entre Estética y Política desde el significante “colonialidad” planteado en América Latina por el pensador peruano Aníbal Quijano. Una perspectiva descolonial del pensamiento y de las prácticas es la única que puede refundar las conceptualizaciones de espacio y tiempo clásicas para pensarlas en la perspectiva de Nuestra América, en el sentido que Martí dio al término. Y desde allí irrumpir con la contemporaneidad de un sentido de lo “bello” fuera de la tradición y disruptivo respecto del cánon. Pensar descolonialmente la estética es fundar otra política de la mirada, fundar otras formas de espacialidad y duración para destruir el mito de la historia progresiva de la modernidad.
“El colonialismo no se conforma simplemente con imponer su dominio sobre el presente y el futuro de un país dominado. El colonialismo no se satisface con mantener a un pueblo entre sus garras y vaciar el cerebro del nativo de toda forma y contenido. Por una suerte de lógica perversa, se vuelve al pasado del pueblo oprimido, se lo distorsiona, desfigura y destruye”. Esta cita de Frantz Fanon en Los condenados de la tierra (1961) es un inicio para una genealogía de las matrices perceptivas colonizadas. Partimos en las Jornadas desde las perspectivas de Aníbal Quijano y Enrique Dussel, fundadores del pensamiento Descolonial, para considerar los desafíos de una estética-política que pretende, desde su lugar americano y contemporáneo, pensarse plural, crítica y emancipatoria. Tal como lo plantea Quijano, “no hay nada menos racional, finalmente, que la pretensión de que la específica cosmovisión de una etnia particular sea impuesta como la racionalidad universal, aunque tal etnia se llame Europa occidental. Porque eso, en verdad, es pretender para un provincialismo el título de universalidad”, tal como sostiene el autor en Colonialidad y modernidad/racionalidad. Por esta razón, para trabajar en una descolonialidad del poder es necesario, deconstruir la retórica de la modernidad que es sólo europea aunque se invista bajo la forma de un proceso global. Esta suma de argumentos intenta persuadir al conjunto de que capitalismo, desarrollo científico-tecnológico y democracia se conjugan en una misma linealidad histórica que tiene un sentido único. A su vez esta historia se caracteriza por desplegarse en un vector de tiempo sucesivo, acumulativo, irreversible y en una filosofía que garantiza la felicidad en el futuro para justificar los sacrificios del presente.
El pensamiento descolonial denuncia esas nociones para despejar un imaginario al servicio de los intereses imperiales. Para ello, siguiendo a Dussel, debemos retrotraernos a la primera globalización producida en 1492, cuando se “descubrió América” a la vez que se expulsó a la periferia de un centro autodefinido como tal, a moros y judíos. A partir de allí la modernidad y su lado oscuro, la colonialidad, se impusieron como paradigma hegemónico en un proceso de reproducción constante que debe ser horadado. Se requiere, entonces, comprender las matrices coloniales del conocimiento y de la ontología que de él se deducen. Colonialidad del ser que inviste no solo la economía o la política, sino los dominios del género, la sexualidad, la subjetividad y la estética. Evaluamos en las Jornadas este pensamiento colonial que se propone la desnaturalización de todos los conceptos, prácticas y matrices perceptivas que forjaron los cuerpos y los espacios simbólicos de nuestra naturaleza y nuestras culturas para pensar la deuda que Latinoamérica tiene consigo misma. Las Jornadas se realizaron con el apoyo de la Universidad Nacional de Tres de Febrero y el Centro de Investigaciones Artísticas. Participaron de ella Walter Mignolo, María Eugenia Borsani, Zulma Palermo, Rita Segato, Raúl Moarquech Ferrera-Balanquet, Pedro Lasch, Adolfo Alban Achinte, Claudia Valente, María Lugones, Karina Bidaseca, Paula Gaetano Adi, Mariela Yeregui y Pablo Quintero. Entre los ejes de discusión se desplegaron las posiciones de Walter Mignolo y Rita Segato como dos modos radicales de un pensamiento que afecta la ontología y la subjetividad descolonial.
Adrián Cangi y Alejandra González.